El técnico del Manchester City domina el partido con sus decisiones y los cambios. Isco adelantó a los blancos, que pierden a Ramos, expulsado, para la vuelta. Gabriel Jesús, en una polémica acción, consigue el empate y de Bruyne sentencia, de penalti
Si hubiera que escoger a alguien para citar al Real Madrid con su historia, pocos como Pep Guardiola, uno de los anticristos del madridismo. El catalán lo hizo después de rememorar uno de sus viejos pasos y grandes lecciones en el Bernabéu. Esta vez sin Messi, sin prejuicios, con mil caras. Todo lo hizo bien el entrenador del City, desde la elección de Gabriel Jesús para jugar sin un delantero centro clásico, como en aquel primigenio 2-6, al cambio de Sterling, el descabello final. Aciertos que se acumulaban frente a un Madrid aferrado a un delantero imberbe, Vinicius, y que ahora sólo puede agarrarse a su historia, aunque sin uno de sus mejores intérpretes, el expulsado Sergio Ramos. Toca jugar a las emociones. [Narración y estadísticas: 1-2]
El Madrid tuvo el arranque que se espera, el gol que no se espera y minutos para la esperanza. Tan insuficientes como insuficiente pareció la presión de las manos de Gabriel Jesús sobre Sergio Ramos en el tanto del empate, después de adelantarse Isco. De ese modo lo estimó el árbitro. A partir de ahí, el desastre para el Madrid en un partido muy poco blanco. La vuelta exige un ejercicio heroico.