Lendoiro, Irureta y Fran recuerdan el título conseguido en 2000, que cerraba sólo en parte la herida del Super Dépor de Arsenio, a un penalti del título por el error de Djukic frente al Valencia, en 1994
Mientras el ‘Efecto 2000’ amenazaba con dejar inoperativos los ordenadores del país, La Coruña temía que lo que acabase en la basura fuese la Liga. Otra vez. Un miedo subterráneo que durante la primavera del 2000 nadie se atrevía a verbalizar porque no fuese a ser. Un ‘meigallo’ que las famosas hormigoneras pintadas de azul y blanco querían sacar de la ciudad a bocinazos -su particular ‘conxuro’- desde primerísima hora de aquel 19 de mayo. Puede que una Liga sí mereciese madrugar.
Pero para llegar al gran día se debe rebobinar al verano del 99 y cómo se ideó la temporada. Makaay y Víctor fueron los dos fichajes destacados, nombres más eficaces que ostentosos, como recuerda Augusto César Lendoiro, el histórico presidente blanquiazul: «A lo mejor no era el once titular más llamativo de España, pero sí era la plantilla más competitiva de todas».
«Le dije [a Lendoiro] que no era lo mismo jugar Liga y Copa que sumarle un partido europeo, para eso se necesitaba una plantilla con jugadores de cierto nivel para tener seguridad en las rotaciones», rememora Javier Irureta, el entrenador que alcanzó la Liga. Buenas sensaciones que también sentía el capitán, Fran, quien pensaba que podrían hacer grandes cosas, aunque «ganar una Liga era otra cosa. Claro que empieza y tanto vas, tanto vas…».